02

02.10.1962

Toulouse

Capitole

Casals / El Pessebre / Cond.: Pablo Casals

 




LA VANGUARDIA ESPAÑOLA / 07

 

LA VANGUARDIA ESPAÑOLA / 07. Oktober 1962

 

 

«El Pessebre», de Pablo Casals

 

 

La gran versión del «Orfeó Catalá« en Toulouse. Montserrat Caballé y Raimundo Torres a las órdenes

del autor. — La sinceridad lírica y tradicional de un artista universal

 

 

Son muchos los aficionados catalanes que estuvieron en Toulouse y que podrán servir informes directos sobre el estreno francés de «El pessebre». El acontecimiento de la novedad musical importante, lo resultaba más para los

españoles, porque la coyuntura fundía dos nombres capitales en la historia de la música nacional: Pablo Casals y el «Orfeó Cátala». Con ellos, una discreta orquesta francesa y un brillante grupo de solistas.

 

«El pessebre», poema de Juan Alavedra que canta la Natividad del Senor, requiere todos estos concursos en la versión de Casals. El Oratorio del insigne maestro, con duración que rebasa las dos horas, nos hace recorrer un bello paisaje desde la «Anunciación» al «Hossana», en el que juegan y animan el recorrido múltiples voces de la «Virgen», «San José», el «Niño» que llora, el hombre del pueblo, el pescador, la vieja que hila y los animales del establo, el buey, la mula. Nos acerca a los pajes, los Reyes Magos, los camellos; nos hace sentir la emoción de las «ofrendas», el encanto

de la «Noche de Navidad»... Pablo Casals, para ello, se traza un camino que nada ni nadie podrán alterar: ser sincero, fiel a sus propios sentimientos; no escribir para que pueda ensalzarse una inquietud renovadora, sino para que todo cante, libre, lírico, efusivo, tierno. Su «Oratorio» es obra dulce, bella, muy amable y delicada, compuesta de forma primorosa, con elegancia en los temas y en los timbres, con lógica en el desarrollo, que no huye del aria, ni la busca, de la misma forma que no se preocupa de que pueda tildársele de reminiscente. «El pessebre» es la obra de un buen músico, más que heredero continuador espiritual de lo que otros inmortales nos legaron. Casals, a sus ochenta y cinco

años, ya historia en vida pero todavía viva historia, canta en sus pentagramas con el dulce, poético acento que nos embelesa en su violoncello.

 

«El pessebre» acusa vecindades claras e ilustres. Wagner está cerca. «La Anunciación» tiene aromas de «Lohengrin», como de «Parsifal» los hay en «El hombre del pueblo» - que también nos habla de Franck - y de la tetralogía en el «Buey del establo». No faltan ecos de Borodin, de Haydn, de Ricardo Strauss, en «Los pajes»,

«El pesoador» y el «Hossana», respectivamente. Incluso Bach aparece de puntillas en forma episódica y feliz, con «Los Pastores». Pero es la sombra de Félix Mendelssohn, sin duda, la más próxima, sobre todo en dos de los más bellos corales de la obra: «La estrella», con una deliciosa modulación postrera, y el «Llanto del niño Jesús».

 

Mendelssohn ..., y Cataluña, la Cataluña queridísima. No importa que no haya temas populares. Tampoco los hay de los maestros citados. Hay el espiritu, la esencia, el carácter, el sabor típico fragante y señorial, reverencial y fluido. En todo: en la melodía y la instrumentación, a veces, de cobla estilizada. Y, siempre, el lirismo, la efusividad , la ternura. Los términos se repiten deliberadamente, como es deliberada la posición del maestro.

 

Casals, recio, inconmovible, firme, seguro, ágil de brazos y de mente, autoritario, avezado al mando artístico y el éxito, cortejó plenamente, vibró en la dirección de su obra. !Cuántas veces dejó la silla que le estaba destinada en el altísimo «podium! Menudo, nervudo, elástico, sin desfallecimientos, condujo a todos al triunfo.

 

No sería justa la cita global de los intérpretes, porque la diferencia de unos y otros fue palpable.

 

En primerísimo término, Montserrat Caballé y el «Orfeó Cátala».

 

Una voz igual, llena, grande, timbrada .que en el registro alto culmina su belleza, perfección de filado, exactitud de afinación y seguridad, se pone al servicio de un estilo musical, serio y hondo. Montserrat Caballé hizo verdaderas maravillas en una misión difícil, comprometida.

 

El «Orfeó Cátala» volvió a ser la entidad coral que es lujo y orgullo de nuestra patria. Sensible, empastada, rica de matices, con calidad siempre musical, respondió a las indicaciones de Casals con dominio acreditativo del amor, el celo y competencia desplegado en los ensayos por su maestro, Luis María Millet. ¡Magnífico!

 

Raimundo Torres, en labor extensa y complicada, que conviene bien a su voz noble de barítono grave, fue un

gran artista en el estilo y la materia prima. En su cometido, mucho más breve, cumplió mejor que bien José Simorra. Una fuerte afección limitó en forma extraordinaria las facultades de Rosario Gómez, de buena línea siempre al decir. Él tenor Juan Oncina, mejor de voz que por el estilo, afectado y no libre de portamentos.

 

Muy por bajo, la orquesta. El conjunto de la Radio-Sinfónica de Toulouse, algo más que discreto en la cuerda, mucho menos en el metal, es una entidad que no pudo resistir la comparación con el bloque de cantores. Ha de agradecérsele, no obstante, la en trega y disciplina que puso a contribución para el éxito colectivo.

 

En la noche memorable, hubo también muy bellos gestos: el de hondo silencio en memoria de las recientes víctimas barcelonesas, con el público en pie, luego de las sinceras palabras de Juan Alavedra; la fuerte recaudación que siguió a la solicitud fraternal del alcalde de Toulouse, para eí mismo fin. Presidiéndolo todo, una música noble y un gran, venerable artista, que explicó su lección de fidelidad, cuando tantos repudian el pasado musical, a lo que fue su ejemplo, su «pessebre», canto a la paz del espíritu, alimento y su devoción de siempre. Ello es a una tradición que para Casals no muere.




siehe auch: DISKOGRAPHIE / OPER - live - El Pessebre - Assisi - 03. Sept. 1962






Mai 1964

Mai 1964

Lausanne

 

Mozart / Le nozze di Figaro

 




LA VANGUARDIA ESPAÑOLA – 30

LA VANGUARDIA ESPAÑOLA – 30. Mai 1964

 

 

NUEVO TRIUNFO

DE MONTSERRAT CABALLÉ

EN EL FESTIVAL DE LAUSANNE

 

 

Montserrat Caballé ha obtenido un

nuevo y extraordinario triunfo en la representación

de «Las bodas de Fígaro»,

dentro de las óperas organizadas por el

Festival de Lausanne. Bajo la dirección

del maestro John Pritchard y alternando

con un elenco en el que figuraban

Heinz Blankenburg, Gabriel Bacquier,

Lilian Berton, Hanny Steffek, etc., Montserrat

Caballé ha confirmado, en el

«role» de Rosine, su clase excepcional,

por su temperamento, por la densidad de

su voz, por su exquisito arte. Montserrat

Caballé se vio obligada a saludar

al público, ella sola, seis veces, ante la

insistencia de los entusiásticos aplausos,

en esta magnífica representación, como

lo índica el crítico de la «Gazette de

Lausanne» en la reseña que hace el día

23 del actual.








03

03.09.1965

Buenos Aires

Teatro Colon

Puccini / Turandot

05.09.1965

Buenos Aires

Teatro Colon

Puccini / Turandot

 




"Turandot" en el Teatro Colón 1965 (CD):

"Turandot" en el Teatro Colón 1965 (CD):

 

Un testimonio para nostálgicos

La última ópera de Giacomo Puccini es protagonizada por Birgit Nilsson y Montserrat Caballé en una función antológica del Colón, rescatada y restaurada por su nuevo sello discográfico. Por Ernesto Castagnino

 

Turandot 1965, un testimonio para nostálgicos

Nº 0 de la serie "Memoria Sonora del Teatro Colón" 2006

2 CD Sello discográfico del Teatro Colón

 

 

TURANDOT, ópera de Giacomo Puccini.

Dirección musical: Fernando Previtali.

 

Elenco:

Birgit Nilsson (Turandot),

Dimiter Usunov (Calaf),

Montserrat Caballé (Liù),

Victor de Narké (Timur),

Italo Pasini (El Emperador),

Ricardo Catena (Ping),

Nino Falzetti  (Pang),

Virgilio Tavini (Pong),

José Crea (Un Mandarín),

Horacio Mastrango (El Príncipe de Persia),

África de Retes, Aída Fileni, Tota de Igarzábal, Corrada Malfa, Sofía Schultz y María Ziegler (Doncellas).

 

Orquesta y Coro Estables del Teatro Colón.

Director de coro: Tulio Boni.

Coro de Niños del Teatro Colón.

Director del coro de niños: Valdo Sciammarella.

 

Grabación del 11 de septiembre de 1965.

Restauración digital: Pablo Abal y Gustavo Bruno.

Director y productor artístico: Gustavo Anecchina.

 

 

Última ópera de Giacomo Puccini, basada en la obra Turandotte del dramaturgo veneciano Carlo Gozzi, presenta un lenguaje musical complejo que nos pone frente al más ambicioso trabajo de un compositor obsesionado por la dinámica y el efecto teatral. Reaparecen los habituales elementos dramáticos con los que Puccini intenta crear una experiencia emocional que avanza sobre el espectador y lo abruma: el elemento exótico, que ya había explotado en Madama Butterfly, lo heroico, lo sentimental y hasta lo cómico.

 

Esta obra es la síntesis de las preocupaciones que persiguieron a Puccini desde sus comienzos: crear atmósferas teatrales, delinear estados emocionales y psicológicos a través de la música, acelerar la acción empujando al límite la tensión dramática. La partitura rebosa de motivos orientales y elementos pentatónicos con los que traza la pintura de una China "a la italiana", priorizando el desarrollo de la acción que fluye sin pausa hasta la apoteosis final. En esta obra, Puccini profundiza al máximo el entramado de voces, masas corales y orquestales concertadas con resultados ciertamente espectaculares.

 

La grabación de la función que se ofreció el 11 de septiembre de 1965 en el Teatro Colón constituye el Nº 0 de la serie "Memoria Sonora del Teatro Colón" y fue lanzado en noviembre de 2006 con motivo de las representaciones de esta ópera en el Luna Park. El mérito de esta remasterización es contar con el testimonio de una época gloriosa del teatro en la que podían escucharse, en una noche, las voces de Nilsson y Caballé juntas.

 

Lamentablemente la toma de sonido es pobre y los esfuerzos de Pablo Abal y Gustavo Bruno, quienes trabajaron con equipos donados por el gobierno de Japón, apenas consiguen mejorar la anterior digitalización de 1995 (Ediciones Teatro Colón), balanceando a favor de las voces. Los concertantes de voces, orquesta y coro suenan empastados y pierden efectividad dramática (fundamentalmente en los tutti orquestales y en los frecuentes forte y fortísimo). Aun peor se oyen los instrumentos de percusión y ni hablar de las texturas orquestales que en esta obra son de una enorme riqueza.

 

Mucho se ha dicho sobre la Turandot de la recientemente desaparecida Birgit Nilsson, baste decir que fue la indiscutida intérprete de este rol durante la década del sesenta, aunque alcanzó su fama como soprano wagneriana. Si bien sus interpretaciones en el repertorio italiano muestran algo de rigidez y distancia, sus condiciones vocales y dramáticas convienen, en este caso, a la personificación de la gélida principessa: titánico caudal de voz, hermoso y metálico timbre, agudos acerados que sobrepasan a las trompetas que acompañan su entrada.

 

Capítulo aparte merece el debut en el Teatro Colón de Montserrat Caballé, en un rol que le va como anillo al dedo, aunque en la década siguiente se atreviera -con resultados más que discutibles- a personificar el rol de Turandot. La emisión clara y fluida, la naturalidad de su respiración, los famosos pianissimi que parecen no acabar nunca, son algunas de las virtudes de la soprano catalana que brilla en esta grabación por sobre las deficiencias sonoras. Como otros cantantes dotados naturalmente de una bella voz, Caballé parece en general ausente e indiferente al personaje y al texto, preocupada fundamentalmente por la emisión de un bello y refinado sonido. Afortunadamente, al momento de la grabación aun conservaba algo del calor y la expresividad que la pobre Liù merece.

 

Dimiter Usunov no está a la altura del heroico rol de Calaf, el príncipe extranjero que desafía a la hierática virgen. Su voz, de un timbre ingrato, suena ronca y con un molesto vibrato en el registro agudo, echándose en falta el legato y las líneas de largo aliento que el rol exige. El resto del elenco estuvo conformado por voces locales: Víctor de Narké, África de Retes, Ricardo Catena, Nino Falzetti y Virgilio Tavini, entre otros.

 

Resulta interesante el hecho de que Fernando Previtali fuera alumno de Franco Alfano, encargado de componer el final de la inconclusa partitura (1), lo que presupone un conocimiento profundo de la obra. La incisiva dirección de Previtali, director principal del Teatro Colón de 1960 a 1967, se aferra al hilo dramático de la obra póstuma de Puccini, aunque se observan algunos desfasajes entre la orquesta y las voces (por ejemplo al comienzo de "In questa reggia").

 

La presentación es sencilla, con un breve comentario que rescata las reseñas de la época y algunas fotos de las funciones, aunque sería deseable que en los próximos títulos se incluyera el libretto bilingüe de cada obra, una de las raras ocasiones en que el público hispanohablante podría contar con su traducción al español. El Príncipe de Persia y su Verdugo hicieron que la presentación tuviera un par de errores: se los asigna a Ricardo Novich y al tenor Horacio Mastrango respectivamente, cuando debería ser al revés; y en el comentario se dice que esos personajes fueron danzados. Lástima que no contemos con una toma de video que nos permita, quizás por única vez, ver un pas de deux entre el principe y su verdugo...

 

En síntesis, las grabaciones históricas, testimonio nostálgico de voces gloriosas, son siempre recomendables al experto o al coleccionista pero plantean dificultades evidentes a quien quiera introducirse en una obra determinada. Es destacable el gran aporte que significa el emprendimiento del Teatro Colón al rescatar grabaciones de gran valor histórico, iniciando la serie con una función memorable de Turandot que muchos hubiéramos querido presenciar.

 

 

 

Nota:

Puccini dejó al morir, en 1924, la partitura inconclusa y Franco Alfano fue el encargado de finalizarla a partir de los esbozos del compositor. El estreno tuvo lugar el 25 de abril de 1926 en la Scala de Milán bajo la dirección de Arturo Toscanini. Cuando la obra llegó a la última nota escrita por Puccini (justo antes del duo final), el director dejó la batuta y volviéndose al público dijo: "Aquí concluye la ópera, porque en este punto murió el maestro" y dio por terminada la representación sin la parte final de Alfano que fue interpretada al día siguiente.

 

 




Artikel und Photos mit freundlicher Genehmigung von Luciano Marra de la Fuente
www.tiempodemusica.com.ar





siehe auch: DISKOGRAPHIE / OPERN - live






06

06.11.1965

Dallas

Civic Opera

Verdi / La Traviata

13.11.1965

Dallas

Civic Opera

Verdi / La Traviata

 







siehe auch: DISKOGRAPHIE / OPERN - live






21

21.06.1966

Paris

Salle Pleyel

Cond.: CARLO FELICE CILLARIO

 




LA VANGUARDIA ESPAÑOLA – 22

LA VANGUARDIA ESPAÑOLA – 22. Juni 1966

 

 

MONTSERRAT CABALLÉ TRIUNFA EN PARÍS ANTES DE SU ACTUACIÓN

 

 

 

la espontánea sencillez y las dotes líricas de la soprano barcelonesa

cautivaron a quienes la oyeron ensayar

 

 

Es de Barcelona y se llama Montserrat. Es soprano lírica, y París, todo París,

quiere oírla y admirarla. Montserrat Caballé, que esta noche da un recital en

la sala Pleyel, llegó a la capital francesa en medio de la más grande expectación

que jamás ha conocido, en los últimos tiempos, una figura del «bel canto».

Nunca, que yo recuerde, se le ha concedido a una cantante, ni a la misma

María Callas, este despliegue apasionado de comentarios, de entrevistas, de notas

informativas. Montserrat Caballé había vencido antes de llegar.

La soprano catalana, que ha venido como invitada de la Radiotelevisión

francesa, será presentada al «todo París» por Jacques Bernard Dupont. Montserrat

Caballé, a la que ya ha llamado el critico Rene Sirvin «Montserrat la divina»,

ensayó ayer con el director de orquesta italiano Carlo-Felice Cillario. Los pocos

asistentes al ensayo, realizado en él (Ütudio 104 con la Orquesta Filarmónica de

la Radiotelevisión, estaban sobreeegidos, impresionados, absortos.

 

LA BÜTTERFLY QUE SE CASO CON PINKERTON

 

Las casas de discos presentan en sus escaparates la grabación de Montserrat

Caballé: fragmentos de óperas, «Robert Devereux» y «Anna Bolena», de Donizetti;

«El pirata», de Bellini; arias, de Falla, Granados, Rossini y Verdi... Montserrat

Caballé aparece ajena a este momento de gloria. Con increíble sencillez,

advierte a Jean Fontaine, el realizador del concierto, que será televisado: «Por

favor, no estoy presentable...» La cantante espera un hijo para septiembre. «Se

llamará Bernabé. Dejaré de cantar después de una actuación en Buenos Aires,

el 31 de julio, con «Manon Lescaut». Después, hasta diciembre, no volveré a los

escenarios. Sí, mi vuelta la haré en Barcelona, con «Robert Devereux». Es natural...»

 

Eso es natural. Y todo en Montserrat Caballé es naturalidad. Ella lo cuenta

todo con una encantadora sencillez: «Yo conocí a mi marido, el tenor Bernabé

Martí, en 1963, en Barcelona. Fue en «Madame Butterfly». |Ah!, yo soy la única

Butterfly que logró casarse con Pinkerton. Quiero tener tres hijos: dos niños y

una niña. Yo soy una mujer... bueno, eso no hacía falta decirlo. Pero quiero decir

que soy muy mujer. ¿Está así mejor? Quiero adorar a mi íamilia, mi casa, mi

jardín. No, no sacrificaré mis hijos a mi carrera. Si perdiese mi voz, Dios lo

habría querido, pero mis hijos...»

 

«NO QUIERO QUE ME COMPAREN CON MAEIA CALLAS»

 

Con sus grandes ojos negros, bellísimos, con su risa contagiosa, que ya es

popular entre los músicos de la Orquesta Sinfónica de la Radiotelevisión, Montserrat

Caballé ha conquistado a todo el mundo. «Sí, yo no lo oculto. Nací en

Barcelona el 12 de abril de 1933. Haga la cuenta. Mi padre es químico. A los

ocho años entré en el mundo de la música, por el piano. A los catorce aprendí

canto. A los 24 debuté en Basilea con «La Bohéme». Me gusta mucho Alemania.

También canté en Méjico y Nueva York;, esa fue mi consagración. ¿Pero hablar

de consagración?, la verdad es que me produce rubor decir eso. Bueno, hoy día

estoy bien situada. En Estados Unidos se me pagan diez mil dólares por recital.

Ya he firmado para la temporada 1969-70. Como verá, trabajo para el futuro.»

 

Montserrat Caballé es extraordinaria. Deliciosa, con SU risa alegre, con sus

grandes ojos negros, con su ilusión del hijo, no quiere que la comparen con la

Callas. «Nada de eso. Yo soy soprano lírica. Ella es extraordinaria. Ella puede

cantar «Carmen». A su lado yo no soy más que «carmencita». Sí, es la verdad...»

Montserrat Caballé se ha metido al «todo París» en el bolsillo. «MI marido

canta ahora en Buenos Aires «La Gioconda». Pero espero que nos veamos pronto,

muy pronto. Tenemos que ir a* Barcelona. Figúrese, allí tiene que nacer Bernabé.

» Y lo dice con tal seguridad, que nadie puede negarle que será niño. Es

más, desde el director de orquesta, Carlo-Felice Cillario, hasta el último músico

de la Filarmónica, asi lo desean.








siehe auch: DISKOGRAPHIE / KONZERTE - live






02

02.08.1969

Verona

Arena

Verdi / Don Carlos

 







siehe auch: DISKOGRAPHIE / OPERN - live